YA NO PUEDO RESPIRAR

Nada es lo que parece; si por un lado nuestra experiencia crece, por otro se desvanece; la vida se nos escapa dándole importancia a lo que no lo merece, dejamos de ver la esencia de nuestro ser; nos jala lo material provocando olvidar nuestro lado espiritual, nos dejamos llevar por las apariencias valorando al hombre de acuerdo a sus pertenencias; si no somos capaces de ver el alma, tampoco tocaremos un corazón, porque entre alma y corazón no puede haber distinción. ¿Quién te dijo que soy yo lo que estas mirando? Si solo ves este cascaron que al paso del tiempo se va acabando, este cuerpo en el que me encuentro atrapado, que le tocó darle forma a mi antepasado, heredándome creencias, costumbres y vicios que me tienen trastornado, esta alma que busca la comunión con este cuerpo cargado de ambición, provocando una guerra sin cuartel con uno mismo, y aunque parece un abismo, entre lo visible y lo invisible, entre lo palpable y lo intangible; existe una especie de cordón umbilical que logra la comunicación entre lo físico y lo espiritual, algunos lo llaman conciencia, discernir entre el bien y el mal, lo cierto es que es una fusión entre alma y corazón, que nos permite sentir alegría y dolor, experimentar en carne viva las traiciones, así como las emociones, de nuestras relaciones al paso por esta vida para mantener un equilibrio antes de nuestra partida; que difícil entender que a este mundo hemos venido a aprender y no a obtener, por que lo aprendido te será permitido llevarlo contigo, pero lo material, que consideras muy tuyo, aquí lo tendrás que dejar, cuando tu cuerpo cansado te diga: Ya no puedo respirar.