lunes, noviembre 06, 2006

HERIDA PROFUNDA

Llorar en los brazos de un amigo por la perdida de su madre es como querer transmitirle fuerzas a esa persona tan frágil y desvalida, es como si al apretar su cuerpo con fuerza quisieras absorber un poco su sufrimiento y tratar de hacer menos doloroso el momento; así me sentí el día que mi amigo Héctor perdió a su madre, que momento tan más triste; la vida esta llena de dramas pero este es uno de los peores. Perder a tu madre es algo que no se supera tan fácil; menos cuando tienes mamitis crónica, como él la tenía. Al llegar a su casa lo vi tranquilo pero al abrazarlo y decirle cuanto lo sentía, no pude evitar el llanto; nos abrazamos tan fuerte que a la vez descubrimos la amistad tan grande que hay entre los dos; acto seguido comprendí que las desgracias son para eso; para hacernos más sensibles, para reflexionar, para valorar lo que tenemos y acercarnos más a Dios, para darnos cuenta que solos no somos nada.

El cáncer acabo con ella, la hizo sufrir mucho; fueron 8 meses de agonía pero a pesar de que sabes que morirá, no es fácil asimilarlo. Ya merecía descansar, me dijo Héctor con una voz entrecortada, como para darse fuerza; sin embargo son sentimientos encontrados; por un lado quieres que se vaya para que deje de sufrir pero por otro te aferras a ella y no la dejas partir. Después de sepultarla viene lo más duro; los recuerdos; el asimilar que ya no estará más en casa; el acostumbrarse a ver la casa oscura porque ella le daba luz; el remordimiento de pensar que pudiste hacer más por ella; la nostalgia de ya no tener esa mano dispuesta siempre a ayudar; en fin; son un sin número de recuerdos que hacen mucho daño pero que son parte de la vida y el tiempo se encargara de mitigar el dolor paulatinamente, hasta cerrar del alma esa herida profunda.

2 comentarios:

Ika dijo...

Esa herida es la unica que nunca cerrara... te lo digo por experiencia...

Ika dijo...
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