domingo, marzo 15, 2009

EL DÍA DESTINADO PARA MORIR

Era yo el pasajero de un auto que iba como alma que lleva el diablo, al chofer no lo recuerdo bien, pero creo iba asustado también; la velocidad me aterra y peor si no soy yo el conductor, no sé cuál era la prisa pero se respiraba temor; escapando de la vida, tratando de evitar la muerte en dicha huída; y en ese miedo a lo desconocido, la adrenalina es anestesia o algo parecido; la piel se prepara para recibir el impacto, los ojos no daban crédito, pero el cuerpo se encontraba listo; de pronto llegó ese estruendo que me dejó sordo, sólo escuchaba un chillido que paulatinamente se alejaba de aquí, acto seguido una paz se apoderó de mií Preguntas sin respuesta, respuestas sin pregunta; no había temor, mucho menos dolor, me sentía muy bien, era el sitio ideal pero no sé si todo era imaginario o real, era tal vez que estaba cruzando el umbral, entre el vivo y el mortal. Pero antes de perder todos mis signos vitales quiero advertir cuál es la fecha, el instante y el momento en que me tocó morir, qué hora es y en qué mes, y si aún de mi mente soy el dueño, quiero saber en qué año. Era el mes once, del día once del dos mil once; ya de noche, como a las once. Descanse en paz, el cuerpo debemos tapar, dijo una voz que aún fui capaz de escuchar. En eso desperté, era un simple sueño, o un aviso quizás, no lo sé; lo cierto es que me puso a pensar, que aunque no lo quiera aceptar ese día tendrá que llegar; será inútil tratar de eludir, el día destinado para morir.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchos saludos, muy interesante el post, espero que sigas actualizandolo!